martes, 4 de mayo de 2010

lunes, 3 de mayo de 2010

ADOLESCENCIA

La adolescencia es un continuo crecimiento de la existencia de los jóvenes, en donde se realiza la transición entre el infante o niño de edad escolar y el adulto. Esta transición de cuerpo y mente, proviene no solamente de sí mismo, sino que se conjuga con su entorno, el cual es trascendental para que los grandes cambios psicológicos que se produce en el individuo lo hagan llegar a la edad adulta. La adolescencia es un fenómeno biológico, cultural y social, por lo tanto sus límites no se asocian solamente a características físicas.

A diferencia de la pubertad, que comienza a una edad determinada a los doce o trece debido a cambios hormonales, la adolescencia puede variar mucho en edad y en duración en cada individuo pues está relacionada no solamente con la maduración de la psiquis del individuo sino que depende de factores psico-sociales más amplios y complejos, originados principalmente en el seno familiar.[cita requerida]

Muchas culturas difieren en cuál es la edad en la que las personas llegan a ser adultas. En diversas regiones, el paso de la adolescencia a la edad adulta va unido a ceremonias y/o fiestas, como por ejemplo en el judaísmo el Benei Mitzvá celebrado a los doce años. Aunque no existe un consenso sobre en que edad termina la adolescencia, algunos psicólogos como Erik Erikson consideran que la adolescencia abarca de entre los doce o trece años hasta los veinte o veintiún años.[1] Según Erickson este período de los 13 a los 21 años es la búsqueda de la identidad y define al individuo para toda su vida adulta, quedando plenamente consolidada la personalidad a partir de los 21 años.[2] Ya que el término de la adolescencia depende de la madurez psicológica la edad exacta en que termina no es homogénea y dependerá de cada individuo.

ABECEDARIO EN NIÑOS PREESCOLARES


Tan fácil como el abecedario

Para niños entre las edades de 2 a 6 años

Compartir el alfabeto con su niño le ayuda a empezar a reconocer las formas de las letras y relacionarlas con los sonidos del lenguaje hablado. Pronto él aprenderá la diferencia entre las letras individuales; cómo se ven y cómo suenan.

Qué necesita

  • Libros sobre el alfabeto (Para otras sugerencias, vea Recursos para los niños)
  • Letras magnéticas
  • Papel, lápices, crayones y marcadores
  • Pegamento y tijeras para niños

Qué hacer

Las primeras actividades en la siguiente lista funcionan bien con niños más pequeños.A medida que su niño vaya creciendo, las actividades al final de la lista le permiten hacer más.Sin embargo, siga realizando las primeras actividades en la lista mientras que las disfrute.

  • Siéntese con su niño y escriba en letra de molde el nombre de él en un papel y vaya diciendo cada letra mientras la escribe.Haga un letrero con su nombre para la recámara o algún otro lugar especial en la casa.Ayúdelo a decorar su letrero con calcomanías o con dibujos.
  • Enséñele cantitos sobre el abecedario y jueguen jueguitos utilizando el abecedario.Hay libros sobre el alfabeto que contienen cantos y juegos que pueden aprender juntos.
  • Busque videos educativos, DVDs, CDs y programas de televisión tales como " Entre los leones" que contienen actividades para aprenderse las letras.Siéntese a ver los programas con su niña y cante o participe en las actividades del programa.
  • Ponga magnetos en forma de letras sobre su refrigerador o en alguna otra superficie metálica que no sea peligrosa.Pida que la niña nombre las letras mientras juega con ellas y que diga las palabras que está intentando deletrear.
  • No importa donde se encuentre con su niño, señale las letras individuales en letreros, carteleras, volantes, recipientes, libros y revistas.Cuando cumpla 3 o 4 años, pida que ella misma encuentre y nombre algunas letras.
  • Cuando su niño cumpla 3 o 4 años, anímelo a deletrear y escribir su nombre.Para muchos niños sus nombres son las primeras palabras que aprenden a escribir.Al principio su niña quizás sólo use una o dos letras de su nombre (por ejemplo, Emiliano, a quien su familia lo conoce como Emi, sólo usa la letra M cuando " escribe su nombre).
  • Haga un libro del abecedario con su niño que ya está en el jardín de niños.Pídale que haga dibujos (le puede ayudar).Pueden recortar dibujos o fotografías de una revista o usar sus propias fotos.Peguen cada dibujo en su libro. Ayúdele a su niño a escribir debajo de la ilustración la letra que representa el objeto o persona en el dibujo (por ejemplo, B para el Burro, M de Mango).
Cuando le enseña letras una y otra vez, su niña aprenderá a identificarlas y las usará con mayor facilidad cuando empiece a leer y escribir. Ella estará ansiosa de aprender cuando las letras y las palabras que aprende están relacionadas con cosas

APRENDER A PRENDER







El estudio es un vehículo que nos ayuda a estructurar la personalidad mediante la adquisición de conocimientos, enriquecimiento de vocabulario, desarrollo de valores y destrezas. Sin embargo, una de las mayores causas del bajo rendimiento académico está determinada por la falta de principios, métodos o procedimientos para estudiar; lo cual da como resultado una pérdida de tiempo, desmotivación hacia el estudio y por ende la frustración personal y profesional (en muchos casos). El problema radica en que la mayoría de la gente asocia la palabra “estudio” con una imagen tediosa y desagradable. Lo cual indica que no han aprendido los secretos de una técnica amena para adquirir los conocimientos. La inteligencia no es el único factor que favorece el rendimiento de un alumno (a), pues está más que comprobado que estudiantes con coeficientes altos han fracasado, mientras que otros menos dotados pero con mayor organización y método han recibido importantes triunfos y éxitos académicos. La experiencia ha demostrado que el fracaso puede ser superado con responsabilidad, interés, organización, método de estudio y no con castigos que agraven el problema. Hacer que el estudio se convierta en una tarea agradable es responsabilidad del estudiante, padres - madres de familia, docentes y sociedad en general; pero no debemos dejar de lado que el aprendizaje es una actividad cuyo protagonista es el sujeto que aprende. Todo lo demás, incluido el docente, es importante pero no ocupa el papel principal. De tal forma que para garantizar el aprendizaje, no es suficiente con la asistencia del estudiante, con su presencia física en clase, o con la acumulación de horas frente a un libro. Quien desee aprender debe adoptar una actitud activa, debe asumir su protagonismo y superar la tendencia a la comodidad, a la pasividad. Toda técnica de estudio, toda estrategia para la optimización del aprendizaje, parte de este presupuesto. Si no existe una motivación interna, nada se podrá lograr. Por lo cual es válido hacer una relación entre el estudio y el deporte. Por ejemplo el fútbol: para jugar un partido el domingo, los jugadores han estado entrenado varias horas, corriendo, haciendo toda una serie de ejercicios durante la semana, que a simple vista, algunos creerían que nada tienen que ver con el partido. A pesar de su cansancio los jugadores, han completado el entrenamiento. El resultado: un buen desempeño el día del partido. Por tal razón conocer y practicar técnicas de estudio adecuadas (acordes a las necesidades del estudiante) es la forma óptima de enfrentar el reto de estudiar y aprender. Las técnicas de estudio, son el medio de aprender a aprender… Es básico que los métodos de estudio tengan un enfoque eminentemente preventivo en su aplicación. Y este enfoque debe ser global, en la medida que se debe dirigir a todos los alumnos: a los que tienen dificultades en la adquisición de sus aprendizajes escolares y a todos aquellos que deseen mejorar su forma de estudiar. Un alumno puede motivarse para aprender a estudiar mejor, mientras que otros pueden hacerlo para estudiar mucho mejor de lo que lo hacían y optimizar así sus recursos personales. La importancia de la aplicación de los métodos de estudio reside en la relación entre el enseñar a estudiar y el propio proceso de aprendizaje de cada una de las materias. Los centros educativos deberían incluir en sus programas una materia llamada "aprender a estudiar" o bien, incorporar métodos que faciliten el conocimiento de las distintas técnicas que el alumno debe utilizar para aprender.

APRENDIENDO CON PREESCOLARES

El estudio es un vehículo que nos ayuda a estructurar la personalidad mediante la adquisición de conocimientos, enriquecimiento de vocabulario, desarrollo de valores y destrezas. Sin embargo, una de las mayores causas del bajo rendimiento académico está determinada por la falta de principios, métodos o procedimientos para estudiar; lo cual da como resultado una pérdida de tiempo, desmotivación hacia el estudio y por ende la frustración personal y profesional (en muchos casos). El problema radica en que la mayoría de la gente asocia la palabra “estudio” con una imagen tediosa y desagradable. Lo cual indica que no han aprendido los secretos de una técnica amena para adquirir los conocimientos. La inteligencia no es el único factor que favorece el rendimiento de un alumno (a), pues está más que comprobado que estudiantes con coeficientes altos han fracasado, mientras que otros menos dotados pero con mayor organización y método han recibido importantes triunfos y éxitos académicos. La experiencia ha demostrado que el fracaso puede ser superado con responsabilidad, interés, organización, método de estudio y no con castigos que agraven el problema. Hacer que el estudio se convierta en una tarea agradable es responsabilidad del estudiante, padres - madres de familia, docentes y sociedad en general; pero no debemos dejar de lado que el aprendizaje es una actividad cuyo protagonista es el sujeto que aprende. Todo lo demás, incluido el docente, es importante pero no ocupa el papel principal. De tal forma que para garantizar el aprendizaje, no es suficiente con la asistencia del estudiante, con su presencia física en clase, o con la acumulación de horas frente a un libro. Quien desee aprender debe adoptar una actitud activa, debe asumir su protagonismo y superar la tendencia a la comodidad, a la pasividad. Toda técnica de estudio, toda estrategia para la optimización del aprendizaje, parte de este presupuesto. Si no existe una motivación interna, nada se podrá lograr. Por lo cual es válido hacer una relación entre el estudio y el deporte. Por ejemplo el fútbol: para jugar un partido el domingo, los jugadores han estado entrenado varias horas, corriendo, haciendo toda una serie de ejercicios durante la semana, que a simple vista, algunos creerían que nada tienen que ver con el partido. A pesar de su cansancio los jugadores, han completado el entrenamiento. El resultado: un buen desempeño el día del partido. Por tal razón conocer y practicar técnicas de estudio adecuadas (acordes a las necesidades del estudiante) es la forma óptima de enfrentar el reto de estudiar y aprender. Las técnicas de estudio, son el medio de aprender a aprender… Es básico que los métodos de estudio tengan un enfoque eminentemente preventivo en su aplicación. Y este enfoque debe ser global, en la medida que se debe dirigir a todos los alumnos: a los que tienen dificultades en la adquisición de sus aprendizajes escolares y a todos aquellos que deseen mejorar su forma de estudiar. Un alumno puede motivarse para aprender a estudiar mejor, mientras que otros pueden hacerlo para estudiar mucho mejor de lo que lo hacían y optimizar así sus recursos personales. La importancia de la aplicación de los métodos de estudio reside en la relación entre el enseñar a estudiar y el propio proceso de aprendizaje de cada una de las materias. Los centros educativos deberían incluir en sus programas una materia llamada "aprender a estudiar" o bien, incorporar métodos que faciliten el conocimiento de las distintas técnicas que el alumno debe utilizar para aprender.

INFLUENCIA EN LA FAMILIA SOBRE EL DESARROLLO DEL NIÑO PREESCOLAR





En la edad escolar, los patrones generales de influencia de las prácticas educativas de los padres sobre la autoestima, dependencia, motivación de logro del niño, etc., continúan siendo válidos (con referencia a la edad preescolar). Encontramos continuidad, por ejemplo, en el hecho de que los niños educados en ambientes democráticos siguen manteniendo las características positivas detectadas en los años preescolares; si además los padres han mantenido exigencias de conducta madura y una consistente exigencia de cumplimiento de reglas, la capacidad de los niños para tomar iniciativas, asumir el control de situaciones y esforzarse en las actividades cotidianas, es aún mayor. Si en la familia, durante la etapa preescolar el niño ha resuelto la problemática de conquistar un lugar propio, no interfiriendo las relaciones entre sus padres u otros miembros adultos de su grupo familiar , lo que le conduce a no tener una relación de competencia (en la que compite con uno de ellos en tanto gana el favor del otro) ; es decir, supera con ayuda de los padres, una relación lineal con estos; por una relación triangular, llega a la escuela con todos los poros abiertos para aprender todo lo nuevo que le espera. La competencia legítima es con sus iguales para ganar un lugar entre ellos y situarse de un modo auténtico en el grupo escolar; así puede lograr mejores habilidades sociales que lo sitúan en el lugar de los niños que tienen éxito en la escuela. Generalmente los padres que puedan lograr esta triangulación son los que facilitan el tránsito hacia el nuevo espacio escolar. En otros terrenos, como es el de la influencia en el comportamiento agresivo, sí se da un cambio evolutivo. El control estricto sin explicación de las normas se asociaba durante los años preescolares con niño dóciles, no agresivos; este patrón continúa siendo así solo si se ve acompañado de niveles razonables de afecto, ya que, si esto no sucede, es decir, si junto a un comportamiento autoritario se da falta de afecto, comienzan a aparecer comportamientos antisociales; en concreto, el castigo, especialmente el castigo físico, encuentra una conexión particularmente acusada con la agresividad del niño, en cuanto que estos pueden ver en sus padres agresivos un modelo de comportamiento por imitar, siendo a veces frecuente que se manifiesten como dóciles en el contexto de la familia, pero agresivos en otros ambientes (en la escuela, con los iguales). También resultan especialmente relevantes sobre el desarrollo de la agresividad aquellos patrones de comportamiento paterno que se caracterizan por ser en ocasiones permisivos y en otras punitivos ante un mismo comportamiento del niño. Es probable que los altos niveles de permisividad propicien en el niño la creencia de que la expresión de tendencias agresivas es completamente aceptable. La influencia de los padres en esta etapa se deja notar también de forma marcada en la socialización de los roles sexuales. En la familia convencional, las madres tienden a manifestarse como sumisas, emotivas, sensibles a las situaciones interpersonales, afectuosas y aceptadoras; en contraste, los padres suelen aparecer como más dominantes, independientes, asertivos y competentes a la hora de hacer frente a los problemas. Es así como en el interior de la familia se reproduce la tipificación sexual que caracteriza a nuestra sociedad, de forma que los niños tenderán a imitar estos patrones, sobre todo cuando estos modelos resultan atractivos y son afectuosos. La tipificación sexual no solo se produce a través de la imitación de los modelos, sino también mediante prácticas educativas diferenciadoras, de forma que a los niños se les anima a que sean independientes, competitivos y controlen sus sentimientos (“los niños no lloran”), mientras que a las niñas se les enseña a ser afectuosas, hábiles en las actividades interpersonales, emocionalmente expresivas y dependientes. Los juguetes y las ropas que se les compran, la decoración de sus habitaciones, etc., son ejemplos adicionales de este proceso de tipificación a que acabamos de hacer referencia. De todos modos en el actual contexto histórico-social, por influencia de los medios de comunicación, las prácticas educativas en las familias tienden a ser más homogéneas. Es un modo de ser de la sociedad, influyendo desde la familia para que desde esta garantice la perpetuación del régimen establecido. Solo, que la familia desde su dinámica, puesto que es además de institución social, un grupo básico; puede alcanzar otro modo de ser de sus interacciones y preparar desde ella al sujeto ideológico para la transform


ación y el cambio. Para ello ha de ser preparada.